Sabores de la Terreta: Experiencias Gastronómicas en Alicante

Si hay algo que define a Alicante, además de su sol y sus playas, es su gastronomía. Aquí, el buen comer no es solo una necesidad, es un arte, una tradición que se saborea en cada rincón. Desde el aroma del arroz cocinándose a fuego lento hasta el bullicio de un bar de tapas en pleno casco antiguo, la terreta ofrece una experiencia culinaria que conquista paladares.

La Ruta de los Arroces: el alma gastronómica de Alicante

No se puede hablar de Alicante sin mencionar sus arroces. Más que un plato, es una identidad con más de 300 recetas diferentes que reflejan la riqueza del Mediterráneo.

Desde el clásico arroz a banda, con su sabor a mar, hasta el arroz del senyoret, donde todo viene listo para comer sin mancharse las manos, cada versión es un homenaje a la tradición.

Pero si hay un arroz que se lleva el protagonismo, es el arroz con costra, típico de la Vega Baja, cubierto con una capa dorada de huevo que lo hace inconfundible. ¿Dónde probarlo? Restaurantes como Dársena, Nou Manolín o los arroceros de Santa Pola y Elche son apuestas seguras.

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Tapas en el Casco Antiguo: la esencia de la terreta en pequeños bocados

Pocos planes hay tan alicantinos como perderse por las calles del casco antiguo y dejarse llevar por la oferta de tapas. Aquí, los bares son templos del buen comer, donde cada rincón tiene una historia y cada tapa, un sabor especial.

Desde las clásicas marineras, con su ensaladilla y anchoa, hasta los montaditos de sepia con alioli, todo se disfruta mejor con un buen vino de la D.O. Alicante o una caña bien fría.

Si quieres sumergirte en este festín gastronómico, lugares como El Portal, La Taberna del Gourmet o Cervecería Sento son paradas obligadas.

Mercado Central: el templo de los sabores frescos

Si hay un lugar donde la gastronomía alicantina se vive en su máxima expresión, es el Mercado Central. Aquí, los sentidos se despiertan con el olor a pescado fresco, el color vibrante de las frutas y verduras y el sonido de los vendedores que ofrecen lo mejor del día.

Los puestos de embutidos y salazones son un auténtico festín para los amantes del buen comer. No te puedes ir sin probar la mojama, el atún en salazón o las anchoas del Cantábrico. Y si el hambre aprieta, hay paradas donde degustar un buen bocadillo de calamares o una tabla de quesos y jamón ibérico.

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Un brindis por Alicante: vinos y dulces con historia

Para acompañar cualquier comida, nada mejor que un buen vino alicantino. La D.O. Alicante es famosa por sus tintos potentes y su fondillón, un vino dulce con siglos de historia.

Y para cerrar con broche de oro, no hay postre más típico que el turrón de Jijona, con su textura suave y sabor a almendra tostada. Si prefieres algo más fresco, el helado de turrón es una auténtica delicia en los días calurosos.

Alicante, donde cada bocado cuenta una historia

Comer en Alicante no es solo una experiencia gastronómica, es un viaje por la tradición y la cultura de la terreta. Desde los arroces hasta las tapas, pasando por los mercados llenos de vida, cada plato tiene su propio relato y cada sabor deja una huella imborrable. Desde tiempos de los fenicios se sabe del buen comer y beber de las gentes de la terreta. De hecho todavía quedan algunos restos submarinos que se pueden visitar si te gusta bucear en Alicante, pero eso es otra historia.

 

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