El Mediterráneo esconde un mundo de maravillas bajo sus aguas, y en Alicante, cada inmersión es una puerta a un universo de vida marina, barcos hundidos y paisajes submarinos que parecen sacados de un cuento. Desde calas cristalinas hasta reservas protegidas, la terreta es un paraíso para los amantes del buceo y el snorkel. Si buscas sumergirte en las profundidades y descubrir lo que esconde el fondo marino alicantino, aquí tienes cinco sitios imprescindibles.
Hablar de buceo en Alicante es hablar de Tabarca, la única isla habitada de la Comunidad Valenciana y un auténtico santuario marino. Sus aguas fueron declaradas Reserva Marina en 1986, lo que ha permitido la recuperación de un ecosistema espectacular.
Bajo la superficie, te esperan praderas de posidonia, bancos de sargos y doradas, morenas que asoman entre las rocas y, si tienes suerte, incluso algún pulpo juguetón. La visibilidad es excelente, lo que la convierte en un destino perfecto tanto para buceadores experimentados como para quienes quieran iniciarse en el snorkel.
A escasos kilómetros de la bulliciosa ciudad de Benidorm, La Llosa es una joya submarina que pocos conocen. Se trata de una montaña sumergida, con paredes verticales que descienden hasta más de 30 metros de profundidad.
Aquí, las gorgonias y corales pintan el paisaje de tonos vivos, mientras meros, barracudas y morenas patrullan las aguas. Con su combinación de cuevas, túneles y zonas de arena, es una de las inmersiones más completas y sorprendentes de la provincia. Es una de las mejores inmersiones de la provincia, por experiencia propia. Al terminar no dudes en degustar de un vinito de la terreta.
Situado en Jávea, el Cabo de la Nao es un lugar de contrastes, donde los altos acantilados esconden grutas submarinas que parecen sacadas de una película de aventuras. Aquí, el buceo es un juego de luces y sombras, con pasadizos naturales donde la luz del sol se filtra creando efectos hipnóticos.
Entre las cuevas más espectaculares está la Cueva de los Órganos, una caverna que impresiona tanto por fuera como por dentro. Un sitio ideal para los que buscan una inmersión diferente y llena de misterio.
Frente a la costa de Benidorm, la pequeña isla que se alza en medio del mar es mucho más que una postal bonita. Su verdadera magia se encuentra bajo el agua, donde una red de cañones y paredes submarinas forman un laberinto natural lleno de vida.
Gracias a la protección de la bahía, las aguas suelen estar tranquilas y cristalinas, lo que facilita el avistamiento de grandes bancos de peces, rayas y hasta algún que otro delfín si la suerte está de tu lado.
Si te gustan las inmersiones con historia, el Faro de Santa Pola es una parada obligatoria. Aquí, además de una abundante fauna marina, se pueden encontrar restos de antiguos naufragios y anclas perdidas en el tiempo.
Los fondos arenosos combinados con formaciones rocosas crean un ecosistema variado donde conviven congrios, peces luna y hasta algunas especies de tiburón inofensivas. Un sitio con alma, perfecto para los que buscan algo más que una simple inmersión.
El mar y las playas en Alicante no te dejarán indiferente Sumergirse en el Mediterráneo alicantino no es solo una experiencia acuática, es una forma de conectar con la naturaleza y descubrir un mundo que muchos desconocen. Ya sea en las aguas protegidas de Tabarca, entre las paredes llenas de vida de La Llosa, o explorando las misteriosas cuevas del Cabo de la Nao, cada inmersión es una aventura. Y si el mar esta fuerte, con oleaje o mar de fondo, y como sabemos que el agua da mucha hambre, te invitamos a recorrer una ruta gastronómica por Alicante.